lunes, 19 de marzo de 2007

Domingo, 18 de Marzo de 2007.




































































Primavera, o casi primavera. ¡ Qué día mas bueno hemos pasado ¡

Con la compañía de Carmen, Elvira, María, Juan Diego, Ángel, Paco y Eloy salimos hacia la carretera de la Sierra, hasta el lugar acordado para dejar los vehículos. Antes de emprender la marcha llamamos al Restaurante del Purche para reservar mesa para la vuelta.

A partir del Barranco de las Mimbres empezamos a ver las primeras reses que pastan por estas dehesas y prados sin hacer el menor caso de los visitantes, lo cual también, en cierto modo, es de agradecer, que no se fijaran muchos en nosotros. Y, prácticamente , su presencia, mas o menos lejana nos ha acompañado en todo el trayecto.

El recorrido, casi todo engolfado en el valle del Monachil, nos ha brindado hermosas vistas del Cerrajón, los Poyos de Monachil, Cerro Gordo, Pico del Tesoro y un Trevenque que se asomaba tímidamente por encima del pico de la Cortichuela. Y todos ellos, desde diferentes perspectivas. También el Dornajo y la inconfundible silueta del Veleta han sido testigos de nuestro paseo.

La parte que debiera haber sido la mas penosa, la subida desde Diéchar hasta San Jerónimo, se ha hecho cumpliendo con bastante fidelidad los tiempos programados. Y , en cambio, la vuelta, es decir el tramo de Vereda que recorre el Camino de los Neveros, aunque cuesta abajo, haya sido mas fastidioso por la cantidad de piedras sueltas típico de un paisaje de lapiaz y el cansancio acumulado.

Es de obligada cortesía hacer mención el empeño que se están tomando las autoridades competentes, en señalizar con hitos, balizas y directorios la denominada Ruta Sulayr, que hoy hemos caminado una gran parte, de un trayecto de esta Ruta.

Al final, para terminar el ritual , hemos dado buena cuenta de papas fritas a lo pobre con pimientos, huevos fritos con ajos, lomo, unas frescas ensaladas y postres de leche frita, mousse de chocolate y flan. Todo ello regado con cervezas, cocacolas y un mas que bueno mosto de Huetor. Para ser justos, hay que hacer publicidad del local. Su trato, su rapidez y , sobre todo, su buena cocina, se lo merece. Y el que volvamos otro día.

Y, como empezaba, el día ha sido primaveral. Se huele y se siente la primavera ya muy cercana, aunque haya augurios de inminente cambio de tiempo. Algún que otro almendro furtivo entre tanto pinar se ha cubierto de flores, como queriendo hacer competencia con las cercanas cumbres. La mayor parte de la vegetación de la zona esta cubierta de pinos de varias especies, que alternan con prados y pequeñas dehesas para pasto.

Han escapado de su cautiverio las primeras mariposas nevadenses. Sobre todo hay gran abundancia de las Vanessa Atalanta, de colores naranjas; y de la Parnassius Apollo Nevadensis, grisáceas, batiendo nerviosas el aire y escarceando situaciones con las de su especie, pues la vida es breve y hay que aprovecharla. A veces, buscando las feromonas que hay en el ambiente se paran atraídas por los aromas de los enormes mojones, que las distraídas y consentidas tudancas nos han dejado de recuerdo por todo el camino. Sus campanos se dejaban oír en todo el valle junto al silbido del viento entre las agujas de los pinos. Y el zumbido de las abejas intentando libar en las amarillas flores de los piornos y los dientes de león y las flores azuladas del romero.

Y cuando nos acercábamos al inigualable paraje de la Dehesa de San Jerónimo, me quedé abstraido con el paisaje. Al fondo el Veleta, azul y blanco. Blanco como el almendro de nata de Miguel Hernández. Y alejándome un poco de mis compañeros, empecé a soñar. Me venían a la memoria recuerdos y vivencias. Y también, ausencias. Y soñé......................, soñé como A. Machado,


Soñé que tu me llevabas
por una blanca vereda,
en medio del campo verde,
hacia el azul de las sierras,
hacia los montes azules,
una mañana serena.

Sentí tu mano en la mía,
tu mano de compañera,
tu voz de niña en mi oído
como una campana nueva,
como una campana virgen
de un alba de primavera.

¡Eran tu voz y tu mano,
en sueños, tan verdaderas ¡




Hasta pronto,











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